Cuestionario Post-Estructuralismo II
Texto de Terry Eagleton
84-93
1- ¿Qué es un signo saludable y un signo doble? R: el primero es el
que no quiere hacerse pasar por "natural" sino que llama la
atención sobre su propia arbitrariedad,
al momento de comunicar transmite algo de su condición relativa y artificial. El
segundo es el signo que hace señales dirigidas a su propia existencia material
a la vez que transmite un significado
2.- ¿Qué es un texto escribible? R: textos que animan al crítico a
modelarlos, a trasladarlos a diferentes tipos de discurso, a producir un juego
propio semiarbitrario de significado en contraposición a la obra. El lector o
el crítico cambian su papel de consumidor por el de productor.
3.- ¿Cuál es el grado cero de la escritura? R: es el nivel al que
pretende llegar la literatura al
liberarse de la contaminación del significado social, ya sea insistiendo
en la pureza del silencio, o bien buscando una austera neutralidad.
4.- ¿Cuál es el último terreno que queda al placer del
significante? R: El escribir o el
leer-como-si-se-escribiera, porque el intelectual puede esparcirse, saborear la
suntuosidad del significante,
5.- ¿Cuál es la relación entre el post-estructuralismo y el
compromiso político? R: el post-estructuralismo descubrió que lo que es posible
es subvertir la estructura del lenguaje, convirtiéndolo en un recurso para
evadir formas políticas de represión
6.- ¿Cuáles son los argumentos de Eagleton contra los
post-estructuralistas? R: Se considera la deconstrucción como una práctica
política, se confunde lo político con lo personal, representa un retiro
hedonista de la historia y un culto a la ambigüedad y al anarquismo.
7.- Busca un texto que
ejemplifique el signo saludable y el signo doble. R: Primero sueño de Sor Juana.
Por su lenguaje y forma de estructura las significaciones que se
pueden hacer del texto nos muestran la doble función del signo y el signo
saludable se muestra en cada una de las palabras utilizadas pues muchas de
ellas son en extremo complicadas.
Fragmento del poema:
Piramidal, funesta, de la tierra
nacida sombra, al cielo encaminaba
de vanos obeliscos punta altiva,
escalar pretendiendo las estrellas,
si bien sus luces bellas,
exentas siempre, siempre mtilantes,
la tenebrosa guerra
que con negros vapores le intimaba
la pavorosa sombra fugitiva
burlaban tan distantes,
que su atezado ceño
al superior convexo aun no llegaba
del orbe de la diosa
que tres veces hermosa
con tres hermosos rostros ser ostenta,
quedando solo dueño
del aire que empañaba
con el aliento denso que exhalaba;
y en la quietud contenta
de imperio silencioso,
sumisas voces consentía
de las nocturnas aves,
tan obscuras, tan graves,
que aun el silencio no se intenumpía.
Con tardo vuelo y canto, del oído
mal, y aun peor del ánimo admitido,
la avergonzada Nictimene acecha
de las sagradas puertas los resquicios,
o de las claraboyas eminentes
los huecos más propicios
que capaz a su intento le abren brecha,
y sacrílega llega a los lucientes
faroles sacros de perenne llama
que extingue, si no infama,
el licor claro, la materia crasa
consumiendo, que el árbol de Minerva
de su fruto, de prensas agravado,
congojoso sudó y rindió forzado.
Y aquellas que su casa
campo vieron volver, sus telas hierba,
a la deidad de Baco inobedientes
-ya no historias contando diferentes,
en forma sí afrentosa transformadas-,
segunda forman niebla,
ser vistas aun temiendo en la tiniebla,
aves sin pluma aladas:
aquellas tres oficiosas, digo,
atrevidas hermanas,
que el tremendo castigo
so de desnudas les dio pardas membranas,
alas tan mal dispuestas,
que escarnio son aun de las más funestas:
estos, con el parlero
ministro de Plutón un tiempo, ahora
supersticioso indicio al agorero,
solos la no canora
componían capilla pavorosa,
máximas, negras, longas entonando,
y pausas más que voces, esperando
a la torpe mensura perezosa
de mayor proporción tal vez, que el viento
con flemático echaba movimiento,
de tan tardo compás, tan detenido,
que en medio se quedó tal vez dormido.
Este, pues, triste son intercadente
de la asombrada turba temerosa,
menos a la atención solicitaba
que al sueño persuadia;
antes si, lentamente,
su obtusa consonancia espaciosa
al sosiego inducia
y al reposo los miembros convidaba,
el silencio intimando a los vivientes
(uno y otro sellando labio obscuro
con indicante dedo)