martes, 1 de octubre de 2013

Ezquerro

Idiotopo alfa: es donde nace el texto, es la necesidad comunicativa del texto, se encuentra abierto en la medida en que está en comunicación constante con su medio ambiente, lingüístico, socio-histórico, cultural; es evolutivo y cambiante, pero también dotado de sólidas características y de una estructura particular.
                Se encuentra formado por el ámbito psíquico y biográfico del individuo así como de elementos de su medio ambiente como: tiempos, espacios, personas y acontecimientos con los cuales ha estado en relación directa o indirecta. Un elemento fundamental del Idiotopo es el cultural o sea la memoria de todo lo que el sujeto ha visto, oído, leído, aprendido, asimilado, integrado, en todos los campos.
                El lenguaje es un elemento constructivo y estructurante  del Idiotopo A, con el que impulsa la pulsión de comunicación que postulamos en el origen del texto Así es como el Idiotopo A va a dar forma al semiotopo del texto en su fase de producción.

Sujeto A: el autor forma parte  integrante del sujeto A, pero no constituye su totalidad, sino lo que podríamos llamar el “núcleo duro”, en torno a este núcleo se integran los elementos participativos del proceso de producción desde las características de la persona que escribe, su cultura, su biografía, hasta el conjunto de los posibles participantes secundarios en ese proceso (maestros, discípulos, parientes, amigos, prologuistas, editores, ilustradores, etcétera, véanse los “agradecimientos” o las dedicatorias). Esto si se le considera en sincronía.
Si sucede en diacronía el proceso se complica pues pasa por la fase de recepción y la circulación del sentido cumple su recorrido volviendo hacia el sujeto A, pero no de la misma forma sino que ahora produce múltiples efectos como: simplificación, deformación, idealización, mitificación, recuperación, etcétera. La evolución histórica de las imágenes del sujeto A es, generalmente, muy lenta y algunas veces sufre bruscas alteraciones por los diversos estudios sobre su persona, modificando de manera significativa el hecho.
Existen tres hechos especiales en torno al sujeto A:
o   Tradición oral cuando los escritos no tienen un autor sino un conjunto inmenso de gente involucrada, en donde un narrador es el sujeto mediador entre el conjunto colectivo construido por la tradición oral y el sujeto receptor.

o   Obras con autor “inventado” en el cual hay que representar el núcleo necesario unificador del sujeto A, poco importa que no haya detrás ninguna biografía, ningún documento, ninguna característica, Si el Autor no existía, había que inventarlo.


o   Obras anónimas durante la época anterior al Renacimiento El sujeto A no requería un núcleo individual ya que el individuo no detenía la función generadora; el núcleo auténtico era esa fuente donde el artista mediador encontraba su fuerza creadora. (musa).


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